viernes, 4 de noviembre de 2016

El asesino hipocondríaco

El señor Y vive en Madrid, en el lugar X, y es asesino profesional. Pero se está muriendo. Le queda un día de vida. Dos, a lo sumo. Su rígida "moral kantiana" le obliga a matar a Eduardo Blaisten antes de que su existencia llegue al punto final, ya que ha cobrado el encargo por adelantado. Tiene la absoluta certeza de que morirá hoy. Como mucho mañana. ¿Lo conseguirá?
Tengo que reconocer que elegí este libro porque tiene un título genial: El asesino hipocondríaco, pero no tenía ni idea de qué me iba a encontrar.
¡No es una novela negra! Y lo de menos es si acaba matando a su objetivo, o no.
En este viaje seguimos al señor Y en sus múltiples intentos de acabar con Blaisten, y observamos cómo todos y cada uno de ellos se van frustrando debido a los interminables enfermedades, patologías, síndromes, deformidades y deficiencias, reales, imaginarias, inventadas o imposibles, que le afligen y acechan.
En lugar de temer a alguien tan peligroso como el señor Y, lo que sientes es ternura y lástima por él y hasta te apetece que consiga asesinar a su objetivo para que termine su mala suerte.
Esta extraña comedia, con toques "eduardomendocinos", es de fácil lectura y te hará pasar un par de tardes entretenidas y con una sonrisa en la boca.
Una de las cosas que más me han gustado es que está salpicada de capítulos dedicados a grandes genios de la literatura y la filosofía y a sus hipocondrías y extrañas costumbres, con las que el protagonista se siente identificado. Así, Kant, Poe, Byron, Voltaire, Swift, Tolstói, Descartes, Proust o Molière, entre otros, pasan a ser, de alguna manera, personajes secundarios.
Sin ser un novelón, la recomiendo por original, amena y diferente.                                            SLHLT

No hay comentarios:

Publicar un comentario